Nota publicada en el diario El Esquiú el sábado 22 de agosto de 2020.
A pocas cuadras del área central de la ciudad de San Fernando de Catamarca, se encuentra el embalse y dique El Jumeal; llamando la atención, para quien lo visita por primera vez, cómo la naturaleza está presente en nuestra ciudad.
La frase que puede leerse en uno de los carteles de señalización del lugar: “todos los caminos merecen ser explorados, aunque no lleven a ningún sitio”; invita a considerar a este espacio y muchos otros, como regalos de la naturaleza en la ciudad.
Esta obra fue construida en el año 1942, para abastecer de agua potable a la ciudad. El nombre “Jumeal” proviene de “jume”, planta parecida al junco, un sustrato vegetal que hace muchos años era característico de la zona.
Está ubicado al Oeste de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, al pie del extremo sur de las Sierras Coloradas en los faldeos del Ambato, sobre el cauce del arroyo La Florida. Es alimentado por el rio El Tala mediante trasvase de cuenca. La superficie total es de 14 hectáreas aproximadamente; y se encuentra a una altura 600 metros sobre el nivel del mar.
La fauna silvestre existente en el embalse es variada incluyendo pejerrey, mojarra, palometa y bagre, entre los peces y la rana mono de vientre pintado y el sapo común, entre los anfibios.
Es normal ver, cuando caminamos por los senderos, reptiles como la lagartija, el chelco y la víbora ciega. También, nos encontramos con algunos mamíferos que habitan la zona como comadrejas, quirquinchos y zorros gris. La variedad de ejemplares de aves es muy grande.
La flora de la zona del perilago incluye Quebracho Blanco, Tusca, Palo Borracho, Mistol y Chañar, entre los estratos arbóreos. Hay variedad de estratos arbustivos como las jarillas, cactáceas y epifitas como los claveles del aire.
Los nombres de la flora y la fauna mencionadas, fueron relevadas de los carteles existentes en el lugar, transcriptos a propósito en esta nota para sorprender al lector de lo que tenemos a pocos metros del centro de la ciudad.
Una de las actividades preferidas por los vecinos de nuestra ciudad alrededor del embalse del Jumeal es la del senderismo. Ésta es una modalidad del excursionismo que consiste en andar por caminos señalizados, que permiten realizar un itinerario en contacto con la naturaleza. Es una actividad deportiva no competitiva la cual tiene como una de sus finalidades principales, realzar los elementos del medio natural y de la cultura tradicional que perviven en ella.
Los “Senderos del Jumeal” están destinados a todo aquel que le guste andar, observar el paisaje, la riqueza natural y la variedad cultural. Caminando podrá también disfrutar de aficiones como la fotografía y también relajarse en compañía de amigos. El circuito brinda al senderista un magnífico entorno para disfrutar de la naturaleza, con impactantes vistas panorámicas, sumado a toda su flora y fauna autóctona.
Los “Senderos del Jumeal” (por las distancias de los circuitos, dificultad y características en general), se encuadran en el tipo de Senderos Locales, muy común en ciudades como la nuestra, donde la naturaleza está presente en las proximidades de las áreas centrales. Suelen ser senderos circulares, que comienzan y terminan en el mismo punto, haciendo muy ameno y fácil su recorrido. Por cierto, faltan los carteles de señalización.
Lo que no se ve en el lugar es una oferta gastronómica para quienes desean permanecer un rato compartiendo con familiares o amigos. Tal vez los emprendimientos tipo Food Trucks, tan desarrollados últimamente, posibilitaría disponer de comida y bebida para quien lo necesite. Por supuesto, respetando las normas de higiene, dejando la basura en los cestos que casi no existen por la zona.
Muchas veces los vecinos reniegan de su ciudad, se fastidian por muchas cosas que pasan (o no pasan) en ella. Precisamente, El Jumeal brinda la posibilidad de vivir la naturaleza a pocas cuadras del centro; algo que a los urbanitas de otras ciudades, aspirarían.
Por Basilio Bomczuk