El 5 de julio es un día muy especial para los catamarqueños. Se celebran los 337 años de la fundación o el traslado –según como se mire– de San Fernando del Valle de Catamarca, por Don Fernando Mate de Luna.
Cada historiador tendrá su mirada, pero lo cierto es que la antigua Población del Valle quería tener el estatus de ciudad y se lo hizo saber al Rey de España, autorizando éste la tarea al entonces Gobernador del Tucumán. Convengamos que la fundación de esta ciudad es casi único: ya existía…
Los habitantes no imaginaron que Mate de Luna colocaría el rollo de la justicia del otro lado del río del Valle, sobre el plano inclinado que constituye el cono de deyección del Ambato. Y es que el español necesitaba en su haber contar con la fundación de una ciudad; ya había trasladado la antigua Ibatín a Tucumán. En el valle, por lo tanto, fundaría “su” ciudad… La justificación de su decisión sería que el nuevo emplazamiento se vería librado de las posibles inundaciones veraniegas del río.
Pasaron varios años hasta que los vecinos de la Población del Valle decidieran, a la fuerza, poblar la cuadrícula de la nueva ciudad impuesta. Realmente, una historia llena de emociones la que vivieron los vecinos a fines del siglo XVII.
La relación entre la antigua población y la nueva ciudad fue constante desde entonces hasta nuestros días. Un cordón umbilical las une, y eso no se puede cortar.
SFVC tuvo que esperar hasta la llegada de Luís Caravati, en el contexto de los dirigentes progresistas de mediados del siglo XIX, para comenzar a perfilarse el paisaje urbano de una ciudad interesante, que hasta el día de hoy, y a pesar de todo, continúa.
El arquitecto italiano, diseña la ciudad de SFVC. Lo hace intuitivamente. A medida que se va vinculando con la sociedad de la época y le son encomendados una serie de edificios elabora, sin querer, un plan urbano ambiental para la ciudad que no necesita ser escrito en papel, ya que lo hace en la obra misma. Mientras tanto “Las Chacras” seguían con sus tiempos, con sus costumbres, que, casi podríamos decir, perdurarían hasta el día de hoy.
Los Modelos
La gente de otras ciudades de la región que nos visita, como La Rioja, Santiago del Estero y Tucumán, se siente atraída por la historia de aquellos pobladores que se resistían a irse de su tierra para ocupar los solares de la nueva cuadrícula.
El desafío que queda para todos los vecinos de SFVC, a 337 años de su fundación ¿o traslado?, es que, para que nuestra ciudad siga siendo lo que es, hay que tener en cuenta dos cuestiones fundamentales. La primera, que sigamos conservando el modelo que Caravati nos dejó –no destruyendo lo poco del patrimonio arquitectónico que queda para ser transformado en playas de estacionamiento, por ejemplo–; y lo segundo, que el viejo valle siga siendo lo que es, con sus espacios y tiempos generosos.
Las zonas pobladas de los departamentos de Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú, no pueden cometer el error de “urbanizarse” como si fuera una ciudad. Deben tratar, a pesar de todo, de seguir conservando su identidad y densidad en el Territorio como contraste con lo que pasa del otro lado del río.
Pasaron varios siglos y un cordón umbilical une la nueva ciudad con la vieja población. La gente es sabia… y sabe que SFVC no sería lo que es sin “sus Chacras”…