Mario Guardo, oriundo de Buenos Aires pero radicado hace muchos años en Catamarca, aprendió a montar antes que a caminar y creció respirando Polo. Desde hace cuatro años pasa seis meses en Praga, capital de República Checa, como instructor y jugador de Polo profesional; el resto del tiempo lo viene dedicando a introducir y difundir este deporte de élite en su hogar, la Finca La Inesita en Coneta.