Posteado en A VOS CIUDAD el 31 de julio 2008.
Al leer el título de esta nota, el lector puede extrañarse un poco y pensar que ya contamos con muchas escuelas en nuestra ciudad. Pero a lo que queremos referirnos hoy –a propósito de esta edición del Poncho que termina– es a una escuela de turismo y de especialización. Hablábamos de esto los otros días con un empresario del medio.
A este empresario le tocó vivir una desagradable experiencia con unos turistas amigos, el sábado pasado en el predio de la XXXVIII Fiesta Nacional e Internacional del Poncho. Muy entusiasmados fueron ese mediodía, a los ranchos instalados allí, a degustar los platos típicos. Grande fue la sorpresa al constatar que no había carne de vaca asada, ni empanadas, ni papas fritas, en uno de los ranchos. Lo más curioso es que esperaron, según cuenta el empresario, un largo tiempo hasta que se dieron con la novedad que les comunicaba el mozo. Mucha gente se levantaba indignada de sus mesas al escuchar lo que el empleado les decía.
Pero, como comentaban los amigos turistas, el mozo hace lo que puede y pone su mejor cara. Quizás el problema está en el empresario que no previó los insumos necesarios para la jornada, en este caso. Muchas veces éstos no recorren sus negocios y no están acostumbrados a servir el vino y contarles a los visitantes las experiencias que pueden vivir en nuestra tierra.
Comprendemos que muchos sostendrán que contar cosas como lo hacemos en esta columna o la que contamos en la de la semana pasada, es de “mala onda” o que “hay que contar cosas positivas”… Es muy común querer “esconder bajo la alfombra” esto que nos pasa. Pero está bueno hacer este análisis para ver cómo podemos hacer para que aprendamos a tener servicios turísticos de calidad en nuestra tierra. Dicen los que saben de turismo, que a un turista mal atendido debemos multiplicarlo por diez turistas que no vendrán…
Cuando concurrieron los mozos y su gremio a los talleres de concientización turística de la ciudad, hace unas semanas atrás, señalaban insistentemente que los empresarios “no conocen el negocio” Habría que hacer un análisis de esto. Sabemos que es muy fuerte decir estas cosas en un medio como el nuestro. Pero no es un dato menor. Como tampoco lo es la información que nos brindan los taxistas sobre qué opinan cuando los llevan al aeropuerto o a la terminal de ómnibus para emprender el regreso a sus tierras. Habría que hacer una encuesta cualitativa y cuantitativa al respecto.
Según datos brindados por Antonio Torrejón (asesor de la Secretaría de Turismo de la Nación) la Argentina se encuentra detrás de Brasil en el ranking sudamericano de países más visitados, ya que vamos en camino de los 5.000.000 de visitantes extranjeros. También, según Torrejón, 16.000.000 de argentinos se desplazan por nuestra geografía a lo largo del año. Esto nos permite deducir que existe una gran movilidad. Es muy positivo.
Considerando los números del párrafo anterior, habría que pensar cómo hacemos para revertir esta situación en los servicios turísticos que se brindan en nuestra tierra y tener una actitud emprendedora y superadora, para que Catamarca permita que su gente pueda desarrollarse a través de la actividad turística.
Urgente, una escuela, por favor…
Me contaba un ex funcionario amigo, que quince años atrás, estando él en Mendoza para una reunión del Consejo Federal de Turismo, aprovechó la ocasión el Gobierno de esa provincia para inaugurar una Escuela de Hotelería y Gastronomía. Le llamó la atención, a este funcionario, el nivel y detalle de especialización, cuando lo normal en esa época era pensar que con una licenciatura en turismo bastaba para formar recursos humanos para la actividad turística. Hoy en día, tomaríamos el relato de este ex funcionario como algo obvio.
Esta persona me contó también, que en ocasión de esa visita pernoctó en un viejo y tradicional hotel, al frente de la plaza principal. Su experiencia fue desilusionante. Las cucarachas dormían también en su cama y el baño no estaba limpio. Lamentó reclamarle al conserje lo que estaba viviendo: “fue peor el remedio que la enfermedad”… Diez años después volvió a ese hotel y todo había cambiado. Era evidente que la escuela había dado sus frutos…
Tal vez en Catamarca deberíamos analizar que ya es hora de pensar en ese grado de especialización. Y fundamentalmente la formación de empresarios emprendedores en la materia, con las más avanzadas técnicas al respecto.
Es cierto que existe una escuela terciaria del Estado provincial y otra privada, que también se habla de crear una licenciatura en turismo en la Universidad Nacional de Catamarca. Pero habría que pensar además, que el Estado se implique en los centros de formación antes mencionados y en otros con algún grado de especialización específica. Siempre buscando la excelencia. Y aquí debería también involucrarse la Cámara de Turismo.
Hay que destacar también la tarea de concientización turística que viene llevando a cabo en las escuelas de la provincia de Catamarca, la Secretaría de Turismo y que también desarrolla con los vecinos, que están relacionados con los servicios turísticos de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, el Instituto Municipal de Turismo. No todo es “mala onda”.
La educación y más específicamente la capacitación y la especialización nos van a salvar y van a impedir que hechos como los contados por un vecino al comienzo de esta nota, vuelvan a suceder en un futuro no muy lejano. Y por último, destacar que para que un emprendedor brinde servicios turísticos es condición, casi imperiosa, tener “vocación de servicio”. Si no la tenemos… no vale la pena intentarlo.