Hace algunos años atrás visitó SFVC un importante artista plástico nacional para conocer solamente el Museo Adán Quiroga. Lamentó hacerlo por poco tiempo –cuando todavía había hasta tres vuelos diarios, lo que le permitió llegar a Catamarca y volver a Buenos Aires en cuestión de horas– ya que quedó muy bien impresionado con la ciudad y su arquitectura.
La persona que lo llevaba en el auto desde el aeropuerto hasta el museo cuenta como se sorprendió gratamente entrando a SFVC por calle República y mirar hacia su izquierda un edificio impactante que resultó ser el Hospital San Juan Bautista. A medida que avanzaba por la calle notaba en el artista una cara de admiración por las fachadas de la ciudad y cuando llegaron a la plaza admiró la Casa de Gobierno y la Iglesia Catedral ubicada al lado.
Cuando el artista le preguntó a la persona que hacía de chofer quién había construido todos estos edificios, éste solo atinó a decir “un arquitecto italiano…” Y es que el visitante entendió la ciudad y a su arquitecto…
Ya de entrada le había impactado el hospital, puesto que a pesar de ver al edificio con un patio de ingreso sobre la calle República, un muro construido en mampostería de ladrillos revocado y con las rejas entre pilares, proporcionaban continuidad a la fachada, conservando así la línea de edificación de la ciudad. Actitud ésta “fundamental” en los constructores de la época y que ayudó a “configurar la imagen de la ciudad”
Eran otros tiempos…
Luego de varias interrupciones de la obra y gracias al aporte monetario de numerosos vecinos –y lo más curioso en estos tiempos en los que vivimos ¡de los diputados provinciales que donaron sus sueldos!– el edificio del Hospital San Juan Bautista se termina en 1888.
En 1881 el gobernador Manuel Fortunato Rodriguez le encomienda a Caravati el proyecto y el presupuesto del nuevo hospital. El director de la construcción fue el arquitecto Adonai Spreafico y lo reemplazó por un breve tiempo Domingo Offredi.
La obra comenzó de inmediato y progresaba bien hasta que una crisis económica que agobiaba a Catamarca privó del dinero necesario para continuar su construcción. En 1885 el gobernador José Silvano Daza considera que había que terminar el edificio y encomienda la administración de la obra a las damas de beneficencia.
La habilitación del hospital permitió que la ciudad de SFVC contara con un centro sanitario para asistir y curar a su población cada vez más numerosa. Esa fue la preocupación de algunos gobernadores y sociedades filantrópicas de la época. Ya habían fracasado los intentos por construir otros hospitales por la falta de fondos.
El Hospital San Juan Bautista forma parte de los hospitales que se construyeron entonces en todo el país con una nueva postura sanitaria. Su nombre se debe al patrono de Catamarca.
El terreno en el que se construye el hospital pertenecía a un modesto centro sanitario que funcionaba desde 1869 y que duró muy poco, denominado Hospital de la Concepción.
Un ejemplo del “modelo”
El edificio se resuelve alrededor de dos patios, uno delantero en forma de “U” que da a la calle, de la misma forma en que se abren muchos patios de la época en franca oposición al espacio poco abierto hacia la calle de la arquitectura colonial. No obstante un muro con reja marca la continuación de la línea de edificación ordenando la percepción del paisaje urbano.
Caravati resalta la entrada del edificio ubicando un pórtico de acceso con columnas dóricas y un frontis triangular. En el tímpano de éste se inscribió el escudo de la provincia y en el friso el nombre del establecimiento y la fecha de fundación (que en realidad corresponde al año en que el gobernador Manuel Fortunato Rodriguez coloca la piedra fundamental del hospital)
El otro patio interno es cuadrado delimitado por galerías con arcos y destaca su armonía mediante unos de mayor tamaño en coincidencia con las puertas del eje de simetría norte–sur del conjunto.
El vecino que camine por calle República, notará que el acceso principal del hospital tiene un “patrón” que repite Caravati en muchas de sus obras. Estamos hablando del pórtico de acceso. Lo “usa” en el atrio de la catedral y lo podemos apreciar también en el Seminario Mayor. Solamente que en la Iglesia Catedral “invade” la calle y en los otros dos casos quedan situados en el patio.
El arquitecto italiano es consciente de que su arquitectura, como la de los otros colegas suyos, “hacen ciudad”. Por eso repite, también, el criterio del muro con la reja –mencionado anteriormente– en el Seminario de Nuestra Señora del Valle, con un patio más modesto en medidas y a pesar de tener dos plantas, en 1891. También lo aplica en el edificio del cementerio municipal inaugurado en 1884.
Nótese la proximidad de las fechas. El inmigrante italiano está en su mejor momento profesional.
En las intervenciones de Caravati se percibe que tiende a un paisaje urbano homogéneo, dado por la altura, la escala y la proporción de las fachadas. Él sabe que circulando por las calles, se llega a los espacios públicos. En las calles están sus fachadas, por eso presta especial atención a su materialización.
Como dijimos en otra oportunidad, el arquitecto inmigrante “diseña y construye” la ciudad de Catamarca. La coherencia y la homogeneidad en el paisaje urbano de la ciudad y que pueden percibir los vecinos que vivieron a fines del siglo XIX es, a no dudarlo, “La Escuela de Caravati”. El Hospital San Juan Bautista es el mejor exponente de esta escuela.
Felicitaciones por esta nota, un brillante panorama histórico y arquitectonico. Debe continuar con otros edficios de Catamarca. Por favor me comunican si hay mas publicaciones. Felicitaciones.