Causó revuelo en algunos lectores de esta columna lo publicado algunas semanas atrás sobre el transporte público de pasajeros en nuestra ciudad y la comparación con el modelo creado en Curitiba para tal fin y la implementación de éste en la ciudad de Posadas en nuestro país.
Como dice un amigo “vivimos en un hermoso valle rodeado por un encantador telón de fondo de montañas, pero a veces, olvidamos que también hay vida detrás de ellas…”
La idea de mostrar el “modelo Curitiba” es contar la “conceptualización” y/o “la idea fuerza” sobre cómo hicieron en otra ciudad del mundo para resolver su sistema de transporte público en forma óptima y convertirlo en un ejemplo a imitar. Como nos sirve también comparar, con ejemplos más cercanos, el sistema de peatonalización de las calles de la ciudad de Córdoba y sin ir más lejos, el excelente ejemplo de La Rioja. Que dicho sea de paso: ¿no serán también la puesta en escena del modelo brasilero?
Los “modelos” sólo nos sirven para poner en práctica la “creatividad” a la hora de resolver nuestros problemas urbanos, para transformarnos en ciudadanos más felices. No es para “copiarlo” tal cual.
Seguramente no fue acertado incluir solamente las fotografías que corresponden a paradas de ómnibus de esa ciudad brasilera. La imagen que queda, es la de unos tubos de acrílico sin sentido que no podrían adaptarse a nuestro medio. Pero aún así, en ellas podía “leerse” lo avanzado del sistema de las mismas y la posibilidad de acceso por parte de los discapacitados, sin ningún tipo de barreras arquitectónicas.
Es cierto que deberían haberse incluido otras fotografías en esa oportunidad. Como las que aparecen publicadas hoy y en las que podemos apreciar a una empleada vendiendo los boletos a la gente que ingresa a la parada y cómo el ómnibus se estaciona para permitir el ascenso y descenso de los pasajeros.
La presencia de la señora simboliza la “humanización del modelo” y la gente parada en el tubo, la “optimización del modelo” en tiempos, ahorro de combustible y posibilidad de accesibilidad de personas discapacitadas.
Por supuesto que, en nuestra ciudad, debido al excesivo calor producido por la intensa luminosidad y asoleamiento de los veranos, tendrían que considerarse paradas de ómnibus con la protección correspondiente. Con el agregado de la dificultad de las veredas angostas y la posibilidad que tendría una persona en silla de ruedas para acceder. Pero a no asustarse… les aseguramos que todo resultará de la creatividad que pongamos en práctica…
Los recorridos y el tranvía
Ahora, con respecto a los recorridos de los ómnibus, cuando en la columna pasada comentábamos que “de las estaciones terminales de integración, deben partir las líneas troncales, que avancen hacia el área central de la ciudad, en carriles exclusivos y con coches de mayor tamaño” no estábamos, como dice el refrán popular, “inventando la pólvora”, ya que, hasta que el tranvía fue eliminado en Catamarca, la gente venía de las chacras al centro de la ciudad, por este sistema de transporte.
Recordarán que dijimos que el servicio –que ya funcionaba en el siglo XIX– partía de Piedra Blanca hasta la plaza 25 de Agosto, circulando en la ciudad capital por calles República y Rivadavia. La gente que venía a la ciudad lo usaba perfectamente.
Podríamos comparar, cuando hablábamos del carril único, cómo los tranvías circulaban por una vía. También podríamos comparar, cuando hablábamos de las terminales de integración, cómo la gente llegaba hasta Villa Dolores o Piedra Blanca por sus medios, a caballo, en carretas o caminando y de allí subía a lo que hoy llamaríamos “una línea troncal”.
¡Por lo tanto podría decirse que el “modelo Curitiba” ya existía en nuestra ciudad, sin haberse inventado aún en Curitiba! ¿Qué pasó que retrocedimos?
Las imágenes incluidas hoy, tienden a enfatizar la idea conceptual del “modelo Curitiba” que bien podría considerarse a la hora de resolver de una vez por todas, el transporte público de pasajeros del valle central. En éste se encuentra, recordemos, la ciudad capital de una provincia, que centraliza precisamente, la actividad administrativa y de servicios.
Lo interesante de todo esto es que, a partir de la columna pasada, se generó un debate en los vecinos que es bueno incentivar, para resolver, en forma participativa, los problemas urbanos, como en este caso el transporte público, incentivando su uso y dejando de lado un falso espíritu burgués en el uso del automóvil.
Felicitaciones. En Uruguay desde 1995 hemos planteado la conveniencia de cambiar la imágen de la ciudad Montevideo aprendiendo de Curitiba la forma como administran sus recursos y servicios. Apenas ahora se está comenzando a vislumbrar un cambio que esperemos se profundice como corresponde y para esta década.