Nota publicada en el diario El Esquiú el sábado 3 de octubre de 2020.
El 5 de octubre se conmemora en nuestro país el Día del Camino. Esta fecha recuerda la creación en 1932, mediante una Ley Nacional, del Ente Vial Nacional, hoy conocido como Dirección Nacional de Vialidad.
Ya en 1925 se realiza el Primer Congreso Panamericano de Carreteras. Este evento tuvo como objeto promover la construcción de caminos pavimentados entre las principales localidades y así fortalecer los vínculos productivos, económicos y sociales entre los países americanos.
Al hacer una mirada retrospectiva, resulta inevitable reconocer que la construcción de los caminos estuvo estrechamente relacionada con el engrandecimiento de nuestra patria. Es así como el desarrollo caminero tuvo su correlato en el progreso sostenido y en la unificación del territorio nacional. Si bien, en los comienzos el estado de las vías terrestres era precario, el avance que trajo aparejado la innovación tecnológica se vio plasmado en el mejoramiento de las condiciones de los caminos.
La historia siguió su curso y los diferentes acontecimientos fueron atravesando a la Dirección Nacional de Vialidad y, en nuestro caso con Vialidad Provincial que, desde el momento de su creación hasta la actualidad, cumple con la función de construir y conservar caminos, uniendo al suelo catamarqueño.
Para recordar esta fecha mencionamos dos caminos que están presentes en nuestro uso cotidiano y que permite vincularnos en el Valle Central de Catamarca: la Cuesta del Portezuelo y la Quebrada de Moreira.
El primero, es un camino sinuoso ubicado en el departamento Valle Viejo que nace en la localidad de El Portezuelo y culmina en la ruta provincial 2 en la cima de la Sierra de Ancasti.
Según los registros, comienza su construcción en 1933 y se inaugura en 1939. La zamba “Paisaje de Catamarca” del compositor e intérprete Polo Gimenez, cuyo autor es Atuto Mercau Soria, describe las características de su entorno.
Esta cuesta, de extraordinario valor paisajístico, permite desde su punto más elevado la práctica de aladeltismo y parapente. Desde el año 2009 el área está protegida por una Ley Provincial que la declara Patrimonio Cultural de la Provincia de Catamarca.
El segundo, es el camino que atraviesa la Quebrada de Moreira, que conecta la avenida Los Terebintos, en la zona norte de San Fernando del Valle de Catamarca, con la ruta provincial 106 en Banda de Varela; inaugurado en 2018.
En la actualidad se ven muchos automóviles circulando por esta vía, permitiendo la comunicación entre los vecinos de la ciudad y los chacareros de los departamentos Fray Mamerto Esquiú y Valle Viejo que, luego de la construcción del nuevo puente sobre el río del Valle, posibilita llegar hasta la ruta provincial 1.
Se observan ciclistas y peatones, que recorren sus casi 5.000 metros de longitud para realizar actividad física, notándose la ausencia de transporte público para unir las localidades mencionadas. Además, no podemos dejar de mencionar cómo hay gente desaprensiva que arroja basura en las banquinas.
Tal vez, es el momento de prever que este camino cuente con la posibilidad de un espacio de circulación paralelo a la ruta que sea seguro para peatones y ciclistas; estando atentos a que los automovilistas mantengan una baja velocidad durante su recorrido. Esto, que mencionamos como un aporte, debería haber estado presente al momento de su proyecto.
Pero lo cierto es que, tanto la Quebrada de Moreira, como la Cuesta del Portezuelo, con críticas por quienes consideran que dejan una huella en el paisaje, ya están incorporadas en nuestra realidad.
Muchas veces los vecinos reniegan de su ciudad, se fastidian por muchas cosas que pasan o no pasan. Precisamente, estos caminos y el último mencionado, sobre el que pesan críticas más duras, nos brindan la posibilidad de disfrutar de la naturaleza a pocos kilómetros del centro; algo, que los urbanitas de otras ciudades anhelarían.
Por Basilio Bomczuk, arquitecto