Hace un par de semanas, los vecinos de SFVC pudimos ver en una de las salas del complejo de cines de nuestra ciudad, la película «The International» -traducida como «Agente Internacional»-, un thriller político económico dirigido por Tom Tykwer, con la actuación de Naomi Watts y Clive Owen, en el que una de las escenas finales transcurre en el Museo Guggenheim de Nueva York.
Durante varios minutos de la película se produce una persecución y tiroteo en el interior del museo que, para asombro de los espectadores que nos interesamos por la arquitectura, nos permite observar cómo las paredes de la rampa continua y el techo del edificio son el blanco de las balas de las ametralladoras, dejándolo todo literalmente «como un colador».
Este comentario viene justo en este momento para recordar que en este año se cumplen 50 años de su inauguración, en 1959. El «Guggenheim» -como se lo llama informalmente a este museo dedicado a exhibir arte moderno- abrió sus puertas medio año antes de la muerte del arquitecto que lo diseñó, Frank Lloyd Wright. Está ubicado en una esquina de la 5ta. avenida con la calle 89, al frente del Central Park, erigiéndose como una obra maestra del arquitecto moderno norteamericano.
El edificio en sí mismo se convirtió en una obra de arte. Desde la calle, su arquitectura parece una cinta blanca enrollada en forma cilíndrica, levemente más ancha en su parte superior que abajo. Internamente, las galerías forman un espiral. Así, el visitante ve las obras mientras camina por la rampa helicoidal, como un paseo.
En 1992 el edificio fue ampliado sin tocarlo, ya que se construyó una torre rectangular, más alta en la parte posterior apoyada sobre la medianera. Esta modificación del diseño original de Wright generó una fuerte controversia, que a juicio de muchos críticos no es tal, ya que puede observarse desde la esquina la espiral original que lo caracteriza con el fondo del nuevo edificio como si fuera una pantalla.
El edificio de Wright ha sido víctima de algunas críticas hechas por artistas que sienten que el edificio ensombrece las obras allí expuestas y que es dificultoso colgar apropiadamente las pinturas. Sin embargo, el arquitecto Philip Johnson lo celebra, cuando escribe: «El edificio más impresionante de Wright. Uno de los espacios más impresionantes del siglo XX».
Los neoyorquinos ya se han acostumbrado al edificio en forma de caracol, en una de las zonas más elegantes de Fifth Avenue. En 2008, y después de cuatro años de reformas, el gobierno de Washington declaró al museo monumento histórico nacional. Y forma parte de la lista de patrimonio cultural de la Unesco.
Para celebrar los 50 años de su creación, el museo inauguró una exposición dedicada a su gran creador con 200 dibujos originales del desarrollo artístico de Wright de forma cronológica. Pueden verse desde sus llamadas «casas de la pradera», que pretendían combinar una vida cercana a la naturaleza con una vivienda accesible, hasta sus visiones para un Estados Unidos nuevo, democrático y libre. La muestra estará abierta hasta el 23 de agosto en Nueva York y del 6 de octubre hasta febrero de 2010 se trasladará al Museo Guggenheim de Bilbao.
Frank Lloyd Wright fue un luchador, un amante del espacio, un agitador, un examinador y un hombre sabio. «Si tuviera 15 años más, podría construir de nuevo todo este país. Podría cambiar a su pueblo…», dijo poco antes de morir.
excelente post.
conjugar arte y recorrido y hacer de cada espacio un lugar de encuentro con las emociones , lograr una comunion entre lo poetico y lo construido y hacer de cada vivencia una experiencia unica. este museo es una verdadera obra de arte , una verdadera invitacion a los sentidos.